martes, 22 de febrero de 2011

Comprender el Mundo. Disfrutar el Mundo.

No propongo una correlación positiva entre estas 2 frases. Tampoco propongo una negativa. Sólo sí afirmo que están relacionadas.

Nunca fui una lumbrera en ciencias naturales, ciencias exactas. Tampoco es lícito decir que fui un fracaso. Mis 700 puntos –así peladitos- en la PSU de matemática, sin una preparación concienzuda, me apoyan. Además, fui ayudante de estadística, y aunque la estadística de psicología debe ser la más fácil de todas, supongo que igual cuenta. De cualquier manera, es algo nada memorable –literalmente; casi nadie lo recuerda.

Con todo el apego –quizás le hago más honor a la verdad si digo tener dedos pa'l piano- que tengo por las humanidades y la coza sozial, cada vez me intriga más todo lo que sobre el mundo me puedan enseñar las ciencias exactas. Las ciencias “más” exactas; sabemos que la denominación es más un ejercicio comparativo entre disciplinas que una definición precisa de sus posibilidades. También agregar que me causa una enorme curiosidad la economía, en la que veo un cruce entre la búsqueda de exactitud y una vocación de comprensión social, que da como resultado una disciplina compleja y atractiva. No sé si existan otros ejemplos de este cruce. Sé que la sociología tiene una aspiración científica en esta línea y algunos enfoques de la psicología también, pero no llegan a generarme esta suerte de “seducción intelectual”.

Varias veces, conversando con un compañero en la U –un extraño caso; estudió ingeniería hidráulica y obtuvo el grado académico, pero no quiso titularse y no quiso ejercer: en cambio, se puso a estudiar psicología- reflexionábamos sobre lo interesante y la real dificultad (comparada con psicología) que suponía el estudio de algunas disciplinas “exactas”. Me acuerdo que elogiábamos la física. Hablábamos de lo factible que nos parecía volverse loco si estudiabas, con cierta pasión, ingeniería en matemática. La verdad, yo nunca entendí su tardía deserción de su carrera anterior. No el hecho de que fuera tardía, sino el hecho de que desertara. Bueno, así como yo veo sutilezas entre distintas disciplinas sociales, probablemente él las veía en los terrenos ingenieriles.

Siempre me doy mil y una vueltas y pierdo el hilo de mis ideas. Ya lo saben si me leen. Siempre surgen cosas que explicar o acotaciones que me parecen indispensables. Y todo termina enredado y lejos de su idea de origen.

Lo que quiero dejar dicho aquí es más bien personal y complejo (para variar). Por eso uso este blog, visitado por pocos, esos pocos que tienen la mala costumbre de comentarme los posts por msn o por mail en vez de escribir acá (sépanlo: es una mala costumbre).

La psicología es un lindo alimento para el alma. Así como suena de cursi y todo. Pero no me resulta estimulante. Respeto que lo sea para muchos. Y entiendo el papel principal que tiene cada uno en buscar estímulos y desafíos en sus áreas de competencia. Pero yo la miro -y créanme que los lentes que uso sólo tienen función antirreflejo así q mis ojos tienen una calidad envidiable- y no encuentro nada que fije mi mirada atenta. Esos ojos brillantes de curiosidad, que son mi parte favorita de mí misma. Creo que para mí (la psicología) se agotó en el momento en que entendí y me hizo un profundo sentido su función en mi historia, en mi vida, como recurso.

Es cierto que en términos de desempeño, sólo me he aplicado en la clínica. No me vendría mal probar otros terrenos –aunque mientras estudiaba nunca me prendieran.

Pero ya sé que tengo que seguir hurgando. Sin curiosidades creo que todo en la vida se vuelve muy fome. No digo que haya q seguir estudiando toda la vida cosas nuevas y distintas a lo anterior. Sí digo que preguntarse es una acción que abre posibilidades. Sí digo que curiosear, descubrir y maravillarse son de las cosas más entretenidas y que más sentido tiene hacer en este mundo.

Podemos probar a preparar distintas mezclas de ingredientes en nuestras comidas. Podemos escuchar muchas piezas musicales distintas y atender a las relaciones entre sus sonidos. Podemos recordar –y vaya que lo hacemos- echando mano de fragancias, sensaciones corporales, térmicas, dolorosas, tan exquisitas como inoportunas. Estamos llenos de posibilidades de sensaciones. Algunas personas podrán pensar que es inadecuado comparar cosas tan simples –mirar, oler- con pensamientos, elucubraciones complejas. A mí me parece que todo es parte de la misma posibilidad de placer. Conocer el mundo con nuestros sentidos. Desglosar. Analizar; separar y sintetizar. Es difícil de transmitir con palabras. Se trata de degustar con todos los sentidos, de devorar con todos los sentidos y de reflexionar con todos los sentidos. Hace un tiempo que comencé a vivir de esa forma, y no tengo ganas de que la vida se acabe.

PD: Si me ven pegada, con actitud de laguna mental, no estoy, como usualmente, perdida; estoy concentrada en algún disfrute particular. El mundo está increíblemente lleno de ellos!!

Quizás disfrutar sea requisito para comprender. Sería una justa ecuación. 

2 comentarios:

  1. Jajajaja, lo siento, en el mail que les envié no supe utilizar la copia oculta, y todos se ven a sí mismos y a la Natu. Pero todos los días se aprende algo nuevo =D (aunq yo aún no aprendo lo de la copia oculta)

    ResponderEliminar
  2. Parte de estas cosas ya las habiamos conversado y comparto mucho de esa visión,como sabes, a propósito de las vocaciones.

    Es imposible para una persona tan "pensona" (como dijiste alguna vez) quedarse estancada en el mismo tema por tanto tiempo, te insto a explorar otras disciplinas, obvio ¡está muy bien!

    No creo que existan cosas más dificiles que otras, sino desconocidas. Cualquier persona de un C.I. normal podrá desentrañar sus misterios si se detiene a estudiarlo.

    Esta reflexión que haces creo que todo el mundo la ha hecho en algun momento! menos mal que te pasó a los 25 y no a los 50!

    un abrazo!

    ResponderEliminar