domingo, 2 de octubre de 2011

La culpa es del psiquiatra; recetó un hombre formal *

Creo que Christina Rosenvinge no había sido lo suficientemente valorada a lo largo de su carrera como solista, en Chile, digamos. Y se me ocurren dos factores bien visibles ligados a ello; su asociación inmediata con los Subterráneos [que, a decir de verdades, nunca fueron tal porque siempre esos músicos estuvieron rotando] y el otro, válgame Dios si me estoy tirando las partes, es que no canta bien. Su voz no es virtuosa -ni siquiera me atrevería yo a hablar de talento- y las canciones las ha armado a punta de acomodar tonos por aquí y por allá, y sobre todo de hacer juegos con esa innegable mezcla de, por un lado, sensualidad en su voz española y, por otro, belleza y carisma. Tiene esa ambivalencia del ángel y el diablo de la gente conmovedora e intrigantemente bella. 

Esto va sobre la música, pero me parecieron comentarios útiles. En nuestro país actualmente sí se la sigue bastante; yo me asombré el año pasado en el [mierda de teatro ese donde alguna vez trabajé] Nescafé de las Artes, y este año más aún con la gira que hizo por Chile. Pero esto es ahora, luego de dos discazos que se ha sacado y que han tenido una amplísima difusión: Tu Labio Superior [2008] -con su EP un poquito posterior Tu Labio Inferior donde se incluye la muy linda "A Contrapelo"- y La Joven Dolores [2011] -donde además hay referencias entretenidísimas a su quiebre con Nacho Vegas, pero en eso no me voy a extender porque ya he dado jugo en numerosísimas ocasiones al respecto.  

Por qué reivindicar a la Rosenvinge -si es que cabe dicho ejercicio, hoy por hoy-? Porque se ha convertido en una gran compositora y porque como letrista es una maravilla. No al nivel de su ex, Nacho, que es un escritor innato, pero ella tiene la virtud de lograr elocuencia valiéndose de palabras y frases simples. Ese es mi mayor argumento, esa es la razón por la cual la escucho un domingo a la noche, con algo de desgano -no queriendo dar por finalizado un bellísimo día primaveral para dar paso a una semana laboral-, con algo de esa pereza con aires de pena inespecífica que de cuando en vez se deja caer, con algo de sueño, con algo de ganas de soledad rica. 

Nuestra Casa, track 8 de La Joven Dolores, rica en frases representantivas de mi idea de simpleza: 

(...)
Vuelvo a buscarte donde sé que perdí / el único rastro que querías aquí 

Sin saber qué estrella vamos a seguir / nos hundimos en la oscura inmensidad
Y aunque no haya tiempo para dormir / volveremos, volveremos a soñar

La juventud era una extraña enfermedad / que solamente el tiempo nos pudo curar
Ves la colina que despunta hacia el sol? / es nuestra casa; la que haremos tú y yo 
(...)




* El título es sólo una frase más de las pulentas frases que se ha sacado CR en su último disco. 

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