lunes, 6 de junio de 2011

Retrospectiva Inducida


Tomé el teléfono para llamarte, con la convicción intacta de que me habías olvidado, con las pupilas fijas en un punto muerto, con una lucidez de-mente provocada por un pito que me había fumado. Recordé entonces nuestros pitos fumados, luego nuestras andadas de la mano, nuestras comilonas de chatarra, nuestros viernes de mirar tele, nuestros carretes siempre más tuyos que míos, nuestras conversaciones cada vez más tuyas que mías, nuestro simpático humor negro cada vez más negro para mí, nuestras divergencias de opinión cada vez más incompatibles, nuestras caricias cada vez menos cálidas. Alcancé a colgar antes del primer ring. Menos mal.

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